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  • Foto del escritorCorporativo Crimus

CRIMINOLOGÍA EDUCATIVA: PREVENCIÓN Y ACCIÓN.

Por: Hayde Arely Cruz Ortega


En los últimos años se han registrado casos de masacres escolares, en donde la participación de jóvenes es altamente activa. La mayor parte de estas acciones terminan con el abatimiento o suicidio de los atacantes, lo que ha impedido conocer a profundidad los motivos que orillaron a que se cometiera este acto de terror.


Para la Criminología, sirve este tipo de actos valorar el riesgo social que representan para la sociedad, el nivel de prevención de estas masacres en instituciones educativas queda a consideración de la seguridad que cada plantel ofrece, sin olvidar que lo más importante es la detección oportuna de comportamientos antisociales que requieren toda la atención y seguimiento, con el fin de prevenir actos que pongan en peligro a la comunidad educativa. Los comportamientos antisociales dentro de las escuelas son bastante comunes, aunque unas tienen que ver con el desarrollo social de los alumnos desde una edad temprana como la comunicación, la fuerza, la expresión de las emociones, el rol de líder entre otros. El bullying, los problemas familiares como el alcoholismo y violencia intrafamiliar, ausencia de la figura paterna o materna, abuso sexual, una baja autoestima, depresión, el temor al fracaso, pertenencia a sectas, retos virales, problemas de adaptación social, alguna adicción a videojuegos violentos, trastornos mentales entre muchos otros, parecen ser las causas de estos terribles actos. Tras la muerte de los autores en la mayoría de los casos presentados en todo el mundo, no ha sido posible establecer una causa exacta que oriente la motivación de los tiroteos en las escuelas, pues además de no tener pruebas refutables de ello, también existe incertidumbre ante el conocimiento de forma de vida que llevaban los atacantes según el testimonio de los sobrevivientes.


Sí es de relevancia para la Criminología en general este tipo de acontecimientos al tratarse de actos violentos dentro de instituciones que tienen el único objetivo de la formación de sus alumnos, haciéndolos ciudadanos de bien. El impacto que causa en la sociedad es aún mayor al cuestionarse ¿por qué estos alumnos mataron a sus compañeros?, ¿qué les habrán hecho los demás e hizo que reaccionaran así?, ¿qué acaso sus padres no les enseñaron a respetar la vida?, muchas preguntas acusan al mismo entorno familiar y social de estas masacres. En los planteles educativos de cualquier nivel, es importante la inclusión de la Criminología Educativa, que se encargue especialmente a la detección de estas conductas agresivas, estudiarlas y darles un seguimiento dentro y fuera del plantel con padres o tutores, para mantener un control ante situaciones que puedan poner en riesgo la integridad y calidad de vida de su alumno y del personal educativo.


Haciendo un recordatorio mínimo de estas masacres escolares de los que se tiene conocimiento por dominio público, se tiene entre las principales la Masacre de Columbine, perpetrada en Colorado, Estados Unidos en 1989, tuvo un total de 15 muertos incluyendo a los autores de la masacre, los dos atacantes formaban parte de la misma comunidad estudiantil y eran jóvenes de 17 y 18 años, se suicidaron dentro del plantel después de los hechos, eran adictos a los videojuegos violentos. La fabricación de bombas caseras y la compra de armas por internet no les fueron difícil. Las cámaras de seguridad de la institución grabaron los momentos que pasaron las víctimas y los últimos momentos de los atacantes tras suicidarse. La película “Elephant” (2003) dirigida por Gus Van Sant, está basada en estos hechos. Otro más, es la Masacre de Dunblane en 1996, en Escocia, Reino Unido, tuvo un total de 18 muertos también incluyendo al atacante, un hombre de 43 años abrió fuego en una escuela primaria donde se encontraban niños de 6 y 7 años practicando educación física junto con sus maestros. Cuando se percató de que las autoridades habían llegado al lugar para detenerlo, se suicidó.


El tiroteo en el campus de Virginia Tech, en Blacksburg Virginia, EU. En 2007 un joven de 23 años originario de Corea del Sur, ingresó al campus universitario donde estudiaba y en distintos puntos disparó a los que se encontraban ahí, este ataque tuvo un saldo de 33 muertos. El autor del tiroteo había sido diagnosticado con un severo desorden de ansiedad, tenía antecedentes de acoso, además de haber sido declarado incompetente y estar en lista para recibir tratamiento psicológico, no tuvo problemas para comprar un arma.


El ataque más reciente en Marzo 2019 ocurrió en Brasil. Dos jóvenes de 17 y 25 años irrumpieron en una institución y dispararon contra los alumnos. Además de las armas de fuego, los autores de esta masacre traían consigo hachas y ballestas. Aún son desconocidos los motivos de la agresión ya que los atacantes se suicidaron en uno de los pasillos al percatarse de la actuación emergente de las autoridades y al no poder entrar a otra área para continuar el tiroteo, justo después ingresó la policía al lugar. Este percance tuvo un saldo de 10 muertos y 10 heridos. La investigación correspondiente arroja que al tras el cateo en sus domicilios y decomisar las pertenencias de los atacantes se les encontraron diarios con escritos sobre masacres, además de dibujos sobre asesinatos. Este ataque surge en pleno debate del Congreso Nacional ante la propuesta para facilitar la venta y posesión de armas de fuego.


México también ha sido víctima de la violencia en un nivel al que jamás se pudo imaginar, los actos delictivos que lo acompañan van en aumento a pesar de los esfuerzos de las autoridades y de la seguridad pública por disminuir la delincuencia; más en triste contraste la cultura a la denuncia parece ser un tema tabú en ciertos puntos; mientras unos no confían en las autoridades, otros no denuncian porque dicen es más la pérdida de tiempo a que se inicie un proceso de justicia, por lo que son pocas las carpetas de investigación que son abiertas en comparación con el número de delitos por año. Si se habla sobre los niveles de violencia por Estados, esto se centró en más de 50 territorios todo México, en donde ocurrieron la mitad de los homicidios en todo el país. Sobre estos actos violentos, México fue testigo de un ataque dentro de una escuela secundaria a penas en 2017 en Monterrey, Nuevo León. Un alumno de 15 años disparó contra sus compañeros y maestra dentro de su salón. Cámaras de seguridad grabaron a detalle los hechos, no sería necesario describirlos. Sobre el arma que poseía el alumno se dijo que pertenecía a su padre y ambos practicaban la caza.


La portación de armas en cada país es vista desde su seguridad pública como un derecho, varios países cuentan con este requisito que es indispensable para garantizar el bienestar de la sociedad. Aspectos ejemplares se concentran en Canadá, aquí se reconoce que sus ciudadanos tienen derecho a la seguridad no especificando que no es lo mismo que portar un arma vayan de la mano. Argentina pide la evaluación psicológica, física, mental y conocimiento de las reglas de seguridad de las armas de fuego antes de solicitar el permiso. México cuenta con la Ley de Armas, es considerada la más estricta y cuenta con varias excepciones, su Artículo 10, habla precisamente de la seguridad y la legítima defensa, así que es posible portar un arma de bajo calibre, siendo consideradas alto calibre de uso exclusivo del ejército. En Chile, es requisito estricto conservar una credencial que acredite el uso de armas para cacería o por simple deporte, se debe conocer el domicilio del solicitante y que se encuentren en las condiciones mentales adecuadas para su portación. En Colombia, fue necesario suspender el uso de armas a pesar de tener el permiso, antes y después de esta noticia se pidieron exámenes físicos y psicológicos a los portadores de armas solo para establecer si continuaban siendo buenos candidatos.


La literatura también se ha visto obligada a limitar la publicación o reimpresión de obras que inciten a este tipo de actos, tal es el caso del libro titulado “Rabia” del famoso escritor Stephen King. Esto se derivó a que al libro se le asoció a incidentes de tiroteos y toma de rehenes. Es una obra corta pero con una redacción intensa, detallada, con expresión literal de las emociones que tuvo el protagonista para perpetrar el crimen y después de hacerlo. A comparación de los libros periodísticos con temas de narcotráfico y sicarios que por la ola de violencia resultan ser un apogeo mercantil muy cotizado y de fama lamentable, pues revela información clasificada en su momento como confidencial, exhibiendo en ocasiones la falta de empatía por algunos departamentos de la autoridad en los casos gravísimos como el feminicidio, violación, secuestro y desaparición forzada de personas, en donde además de indagar en la vida personal de las familias se tiende a revictimizar, es una mala práctica que aún se sigue documentando en casos de investigación recientes y que son denunciados a través de medios de comunicación locales y redes sociales, por el nivel de alcance de masas que mantienen.


La atención y detección de estas conductas, la exigencia de seguridad en los planteles educativos, además de un plan de acción y prevención de estos ataques podría marcar una diferencia significativa. Pero esta responsabilidad no recae directamente sobre las escuelas, se requiere también del apoyo de las autoridades y de sus leyes para normalizar la portación de armas y construcción de artefactos con los que se puede herir a las personas.


La violencia en las escuelas se ve todos los días, la denuncia de estos y otros delitos quedan en el aire, existen leyes y procesos que enojan y brindan descanso a la sociedad, muchos otros no han conseguido respuesta que satisfaga sus hambre de justicia, es de gran importancia darle valor a la vida y garantizarles la confianza de que se hará algo por las víctimas y de aquellos que alzan la voz por otros.




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